
Alemania se prepara para un reinicio político después de que la Unión Demócrata Cristiana (CDU), la Unión Social Cristiana (CSU) y el Partido Socialdemócrata (SPD) finalizaran formalmente un acuerdo de coalición el miércoles.
Esta nueva alianza de centro-derecha sigue a semanas de negociaciones que comenzaron después de las elecciones nacionales de febrero, en las que el bloque CDU/CSU obtuvo la mayoría de los votos, con el SPD quedando en tercer lugar, por detrás de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD).
El acuerdo debe ser aprobado ahora por los miembros de las partes antes de que el nuevo gobierno asuma el poder.
El núcleo de este acuerdo es el compromiso de estabilizar la economía alemana, mejorar la seguridad interna y reafirmar la posición del país como una fuerza fiable dentro de Europa.
Pero estos planes se están desarrollando en un contexto internacional complicado que involucra a la OTAN, los aranceles estadounidenses y la incertidumbre continua sobre la guerra en Ucrania.
Reformas fiscales y planes de migración
Las negociaciones entre la CDU, la CSU y el SPD sufrieron importantes retrasos debido a desacuerdos sobre las prioridades presupuestarias, las políticas fiscales y la gestión de la migración.
Mientras Alemania lucha contra la alta inflación, los desafíos energéticos y la reducción de la producción industrial, la coalición se centró en impulsar un importante paquete de reformas fiscales.
El paquete incluye revisiones de las normas presupuestarias federales, que podrían elevar los límites de gasto para permitir mayores inversiones en infraestructura y digitalización.
Sin embargo, alcanzar un consenso llevó tiempo, ya que existía presión interna sobre el líder de la CDU, Friedrich Merz, para que no ofreciera concesiones excesivas al SPD.
Si bien el SPD es el partido saliente del canciller Olaf Scholz, su influencia en la configuración de las políticas, particularmente en materia de migración, siguió siendo un punto de fricción en las conversaciones.
Según informes, los negociadores del SPD insistieron en mantener los compromisos humanitarios, incluso cuando la CDU y la CSU buscaban controles fronterizos más estrictos y deportaciones más rápidas para los solicitantes de asilo rechazados.
Nuevo gobierno antes de Pascua.
Friedrich Merz, quien ahora se perfila como el próximo canciller de Alemania, había dejado claro que el acuerdo de coalición debía estar listo antes de las vacaciones de Pascua de finales de este mes.
La urgencia no solo estaba relacionada con la estabilidad interna, sino también con la necesidad de que Alemania respondiera rápidamente a la cambiante dinámica global.
Desde las elecciones, Alemania ha estado gobernada por una administración interina, lo que ha limitado su capacidad para introducir cambios políticos importantes.
La finalización del acuerdo permite al gobierno entrante de Merz comenzar a abordar los problemas apremiantes con un mandato más sólido.
El modelo de coalición alemán, que a menudo requiere consenso entre partidos, significa que el bloque CDU-CSU-SPD deberá seguir trabajando juntos para implementar sus objetivos comunes.
Con los miembros del partido ahora obligados a aprobar formalmente el acuerdo de coalición, la estructura del próximo gobierno alemán podría confirmarse en cuestión de días.
Los aranceles y la OTAN condicionan las conversaciones.
Las negociaciones se vieron complicadas por la necesidad de Alemania de desenvolverse en un entorno global en constante evolución.
La reintroducción de aranceles por parte del presidente estadounidense Donald Trump creó incertidumbre económica para la economía alemana, orientada a la exportación.
Mientras tanto, el papel de Washington en el conflicto entre Rusia y Ucrania ha suscitado dudas sobre la estabilidad a largo plazo de las alianzas internacionales.
Un área de preocupación han sido las contribuciones de defensa de la OTAN. La administración Trump ha presionado repetidamente a los estados miembros para que cumplan el objetivo de gasto en defensa del 2% del PIB.
Alemania, que históricamente se ha quedado corta en este punto de referencia, ahora se enfrenta a una presión creciente para asignar más recursos a la preparación militar.
Se espera que el acuerdo de coalición incluya disposiciones que aborden este requisito.
Simultáneamente, han persistido las dudas sobre si Estados Unidos mantendrá su nivel de ayuda a Ucrania, lo que ejerce más presión sobre Alemania y otras naciones de la UE para que cubran cualquier posible déficit en la asistencia humanitaria y militar.
Con la guerra en Ucrania entrando en su tercer año, la dinámica de seguridad europea se está convirtiendo en un factor cada vez más importante en la formulación de políticas alemanas.
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