El miedo ha quedado atrapado en sus ojos. Desde que era una niña ha sentido la persecución y el acoso de hombres y mujeres que llevados por sus ideales de igualdad empezaron a odiar aquellos que eran diferentes, y sobre todo, ricos. Elisabeth y su familia, miembros de la comunidad menonita en Rusia, fueron víctimas de la revolución bolchevique de 1917, que prohibió la propiedad privada en aras de redistribuir la riqueza, y eliminó la libertad de culto. Les robaron todo lo que tenían, y les prohibieron su manera de pensar. Así que, aterrados, este grupo religioso evangélico huyó del país que les había acogido dos siglos atrás y emigró en búsqueda de nuevas tierras donde vivir libremente. El viaje terminó en el Chaco paraguayo, el “Infierno Verde”, donde se instalaron hace 80 años.