Los accionistas de LVMH Moët Hennessy Louis Vuitton votaron el jueves a favor de permitir que Bernard Arnault permanezca al frente de la compañía hasta los 85 años, extendiendo el reinado del hombre que construyó el imperio de artículos de lujo más valioso del mundo.
La medida, aprobada con más del 99% de los votos, eleva la edad máxima para el presidente y el consejero delegado del grupo de 80 a 85 años.
Esta es la segunda enmienda de este tipo en los últimos años.
En 2022, LVMH elevó la edad de jubilación de 75 a 80 años.
Con la votación del jueves, el consejo ha consolidado aún más la posición de Arnault en la cima, incluso cuando los inversores se muestran cada vez más inquietos por la ausencia de un plan de sucesión claramente comunicado.
Un imperio meticulosamente construido.
Bernard Arnault, de 76 años, dirige LVMH desde 1989, guiándola a través de décadas de expansión agresiva, adquisiciones de gran envergadura y una creciente demanda de artículos de lujo.
Desde la adquisición de Christian Dior y Louis Vuitton hasta la compra de Tiffany & Co. por 16.000 millones de dólares en 2021, Arnault ha creado un imperio de 75 marcas que abarca la moda, la joyería, el vino, las bebidas espirituosas, la hostelería y mucho más.
Su estilo de liderazgo práctico —inspeccionando la distribución de las tiendas, microgestionando acuerdos y asegurando una narrativa de marca consistente— ha contribuido a generar rendimientos excepcionales para los accionistas.
Según datos de LSEG, LVMH ha generado una rentabilidad total media del 13% anual bajo su liderazgo, superando con creces la rentabilidad del 3% del STOXX 600 durante el mismo periodo.
Sin embargo, las mismas cualidades que han hecho de LVMH un éxito son ahora motivo de preocupación.
A los inversores les preocupa que la inmensa influencia de Arnault signifique que su repentina salida podría provocar una fuerte caída en el precio de las acciones de LVMH.
Al mismo tiempo, la fuerte dependencia de la empresa de una sola persona introduce un riesgo significativo a largo plazo.
La familia detrás de la fachada
Los cinco hijos de Arnault están ahora profundamente integrados en la estructura de liderazgo del grupo.
Delphine Arnault, de 50 años, es la directora ejecutiva de Christian Dior y se la considera una de las principales candidatas.
Antoine Arnault, de 47 años, supervisa las comunicaciones, la imagen y la sostenibilidad, y preside Loro Piana.
Los hermanos menores —Alexandre, de 33 años, Frédéric, de 30, y Jean, de 26— ocupan puestos clave en Tiffany & Co., TAG Heuer y la división de relojes, respectivamente.
Cada hijo ocupa un puesto de alta responsabilidad, y cuatro de ellos forman parte del consejo de administración de LVMH. Pero a pesar de su prominencia, Arnault no ha dado ninguna indicación pública de quién le sucederá finalmente.
La participación de la familia da la apariencia de una sucesión en formación cuidadosamente gestionada, aunque no se ha comunicado ningún plan formal.
“El mercado lleva tiempo incorporando la ‘prima Arnault’”, afirmó un analista de lujo con sede en París.
“Pero eso también significa que existe un enorme riesgo de dependencia de una persona clave. Los inversores quieren saber cómo será LVMH en un mundo posterior a Arnault”.
La planificación opaca alimenta la incertidumbre.
Algunos accionistas han comenzado a cuestionar la falta de transparencia del grupo.
Dos inversores dijeron a Reuters Breakingviews que desconocen la existencia de un plan de sucesión formal de emergencia o a largo plazo.
El informe de gobierno más reciente de LVMH solo menciona brevemente una “revisión de la planificación de la sucesión”, sin ofrecer más detalles.
En 2022, se realizaron cambios en la estructura de control de LVMH para garantizar el control familiar a largo plazo.
Arnault reestructuró el holding familiar, Agache SCA, estipulando que los cinco hijos compartirían la propiedad a partes iguales a través de Agache Commandité.
Las acciones no pueden venderse ni transferirse durante 30 años, ni pueden pasar a personas ajenas a la familia o a sus descendientes directos.
Este acuerdo garantiza efectivamente que LVMH permanecerá bajo control familiar en el futuro previsible, pero no responde a la pregunta central de quién la dirigirá.
Las decisiones clave en Agache ahora requieren el acuerdo unánime de los cinco hermanos, una situación que con el tiempo podría resultar engorrosa o conflictiva.
Lecciones de los rivales de lujo
El enfoque opaco de LVMH en cuanto a la sucesión contrasta con el de otras empresas de lujo dirigidas por familias.
François Pinault, fundador del grupo rival Kering, transmitió su sociedad holding a sus tres hijos en 2001.
En 2005, su hijo François-Henri Pinault asumió formalmente el cargo de CEO a los 42 años, proporcionando una clara continuidad tanto para los inversores como para el negocio.
En comparación, LVMH ha optado por cambios graduales que prolongan el control de Bernard Arnault sobre la empresa sin ofrecer al mercado una visión clara de lo que vendrá después.
“La sucesión no se trata solo de nombrar a un CEO”, dijo Irina Curbelo, cofundadora de Percheron Advisory. “Se trata de preservar la esencia del imperio de la marca y garantizar que la gobernanza familiar no se convierta en un cuello de botella”.
Sin cambios inminentes, pero persisten los riesgos a largo plazo.
A pesar de las crecientes preocupaciones, pocos dudan de la capacidad de Arnault para seguir dirigiendo LVMH a corto plazo.
Sigue mentalmente lúcido, totalmente comprometido y, evidentemente, goza de la confianza del consejo de administración y de los accionistas.
Pero con la última enmienda sobre el límite de edad, que podría retrasar cualquier traspaso una década más, es improbable que las cuestiones de gobernanza desaparezcan.
A medida que el sector del lujo se vuelve más competitivo y complejo a nivel mundial, los riesgos de una sucesión poco clara no hacen más que aumentar.
La pregunta que se plantea ahora LVMH no es solo quién sucederá a Bernard Arnault, sino cuándo, cómo y si el grupo estará preparado cuando inevitablemente llegue el momento.
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