
El Fondo Monetario Internacional recortó drásticamente sus perspectivas de crecimiento para América Latina y el Caribe en 2025, y una fuerte contracción del crecimiento de México explica casi toda la desaceleración de la región.
En su última Perspectiva Económica Mundial publicada el martes, el fondo recortó su previsión de crecimiento del PIB regional al 2,0% para el próximo año, frente al 2,4% de 2024 y la previsión del 2,5% realizada en enero.
En su informe actualizado, el FMI afirmó que las revisiones se deben principalmente a una “importante rebaja de la calificación de México”.
La organización citó como razones de la rebaja de calificación “una actividad más débil de lo esperado a finales de 2024 y principios de 2025, el impacto de los aranceles impuestos por EE. UU., la incertidumbre relacionada, las tensiones geopolíticas y un entorno de financiación más restrictivo”.
México en números rojos
Se prevé que la economía de México, la segunda más grande de la región y un importante socio comercial de Estados Unidos, disminuya un 0,3% en 2025.
Esto indica una desviación significativa de la previsión anterior del FMI de una expansión del 1,4%.
Los estrechos lazos económicos del país con Estados Unidos lo han hecho vulnerable a los cambios en la política comercial al norte de la frontera.
El reciente aumento de los aranceles estadounidenses, que ya se encuentran en su nivel más alto en un siglo, ha tenido un impacto significativo en las exportaciones mexicanas.
Se prevé que la contracción cause efectos dominó en toda la región. Según los analistas, el golpe a la economía mexicana podría interrumpir las cadenas de suministro, limitar los flujos de inversión y aumentar la incertidumbre en las naciones vecinas, particularmente aquellas con fuertes lazos económicos y migratorios con México.
Perspectivas mixtas en toda la región
Aunque México está lastrando la previsión general, algunos de sus vecinos están preparados para obtener mejores resultados.
Se prevé que Brasil, la mayor economía de América Latina, crezca un 2,0% en 2025, ligeramente por debajo de la previsión del 2,2% de enero, pero con buenas perspectivas de crecimiento.
A pesar del crecimiento continuo, la economía enfrenta desafíos como las altas tasas de interés y la inversión moderada, lo que podría frenar su impulso.
Argentina, por otro lado, destaca como un raro punto brillante. El FMI elevó su previsión de crecimiento del 5,0% al 5,5%, a medida que el país comienza a estabilizarse tras años de turbulencia económica.
Sin embargo, la sostenibilidad de este crecimiento sigue siendo incierta, dadas las continuas restricciones fiscales y las presiones inflacionarias.
En otras partes de la región, se prevé que Colombia crezca un 2,4%, Chile un 2,0% y Perú un 2,8%, cifras modestas que reflejan una perspectiva generalmente cautelosa en medio de las difíciles condiciones financieras mundiales y la incertidumbre política en varios países.
Centroamérica y el Caribe: lento pero seguro
Se proyecta que en 2025 Centroamérica registre un crecimiento del 3,8%, inferior al 3,9% de 2024.
Las fuertes remesas, la recuperación del turismo y los lazos económicos con Estados Unidos están apoyando a la subregión, pero se ve afectada por la desaceleración general.
Al mismo tiempo, se espera que el crecimiento en el Caribe se desacelere hasta el 4,2% en 2025, tras una fuerte expansión del 12,1% en 2024.
El FMI atribuyó el aumento del año pasado a la recuperación del turismo tras la pandemia, que, según señaló, ahora está volviendo a niveles más típicos.
Los vientos en contra globales pesan sobre las perspectivas.
El pronóstico más débil para América Latina forma parte de una desaceleración global más amplia. El FMI también redujo su previsión de crecimiento mundial para 2025 al 2,8%, frente al 3,3% del informe de enero.
Sin embargo, esa rebaja se debe en gran medida al aumento de los aranceles estadounidenses y al endurecimiento de las condiciones financieras, que han frenado el comercio y la inversión mundiales.
“El entorno mundial sigue siendo difícil”, advirtió el FMI. “El aumento del proteccionismo, los riesgos persistentes de inflación y las tensiones geopolíticas están ensombreciendo las perspectivas tanto para las economías avanzadas como para las emergentes”.
A medida que América Latina se prepara para un 2025 más lento, los responsables de la formulación de políticas podrían enfrentarse a decisiones difíciles: entre mantener la inflación y aumentar el crecimiento, o entre proteger sus economías de las perturbaciones externas e implementar los cambios necesarios.
México, en particular, podría enfrentarse a un año difícil navegando por un escenario global turbulento y cada vez más impredecible.
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