
El Medio Oriente está siendo reconfigurado, no por la guerra, sino por el dinero y la influencia.
A medida que se debilita el control de Irán, Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y Turquía están interviniendo, utilizando la inversión en lugar de la ideología para expandir su poder.
Al mismo tiempo, proyectos masivos como el Corredor Económico India-Medio Oriente-Europa (IMEC) están rediseñando las rutas comerciales mundiales, alterando el enfoque económico de la región del petróleo a la infraestructura, la tecnología y las finanzas.
Las viejas dinámicas de poder se están desvaneciendo y está surgiendo un nuevo Oriente Medio, impulsado por la competencia, la inversión y las alianzas estratégicas.
¿Se está desvaneciendo la influencia económica de Irán?
Durante décadas, Irán utilizó dinero y apoyo militar para construir influencia en todo Oriente Medio. Canalizó dinero a Hezbolá en Líbano, Hamas en Gaza y el régimen de Bashar al-Assad en Siria.
Esa red ahora se está desmoronando. Uno de los principales puntos de inflexión fue la caída de Assad en diciembre de 2024.
Irán había invertido miles de millones para mantenerlo en el poder, pero ahora esa inversión se ha perdido.
Hezbollah está luchando financieramente, ya que Irán ya no puede enviar dinero en efectivo a través de Siria. Hamas, debilitado por la guerra, también enfrenta escasez de fondos.
Al mismo tiempo, los ingresos petroleros de Irán se están reduciendo. Las sanciones dificultan la venta legal de petróleo y, con las principales redes financieras interrumpidas, el país se está quedando sin opciones.
El rial iraní alcanzó recientemente su nivel más bajo frente al dólar, una señal de que la economía está bajo una fuerte presión.
Irán todavía tiene influencia en Yemen a través de los hutíes, pero su poder regional es mucho más débil que hace apenas unos años.
Los estados del Golfo se convierten en los nuevos financiadores de la región
Mientras Irán lucha, Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y Qatar se están convirtiendo en los principales patrocinadores financieros de Oriente Medio.
Estos países han estado inyectando dinero en las economías en dificultades de toda la región.
Entre 2021 y 2022, proporcionaron préstamos por valor de 34 mil millones de dólares, un aumento considerable respecto a los dos años anteriores.
Su influencia está creciendo no a través de la guerra, sino a través de la inversión.
Más allá de la ayuda regional, los estados del Golfo también están invirtiendo fuertemente en su propia infraestructura.
Los Emiratos Árabes Unidos firmaron recientemente un acuerdo ferroviario por 2.300 millones de dólares con Jordania, mientras que Arabia Saudita ha aumentado sus inversiones ferroviarias a más de 4.000 millones de dólares como parte de su plan Visión 2030.
Estos proyectos son parte de un esfuerzo más amplio para desarrollar corredores comerciales, fortalecer las economías regionales y prepararse para un futuro en el que el petróleo ya no sea la principal fuente de ingresos.
Los estados del Golfo también están haciendo grandes apuestas por la energía verde. La energía solar, el hidrógeno verde y la expansión industrial se están convirtiendo en centrales para sus estrategias económicas.
El objetivo es diversificar sus economías y posicionarse como líderes mundiales en energía renovable.
¿Es el corredor India-Medio Oriente-Europa la nueva Ruta de la Seda?
Uno de los mayores proyectos económicos que se están llevando a cabo actualmente en Oriente Medio es el Corredor Económico India-Oriente Medio-Europa, conocido como IMEC.
Anunciado en 2023, el proyecto tiene como objetivo conectar la India, la Península Arábiga y Europa a través de una combinación de ferrocarriles, puertos e infraestructura digital.
Está diseñado como una alternativa a la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China y podría alterar significativamente los patrones comerciales mundiales.
El corredor consta de tres componentes principales.
En primer lugar, una ruta marítima conectará a la India con el Golfo, lo que permitirá un transporte de mercancías más rápido y eficiente.
En segundo lugar, una red ferroviaria conectará a los seis estados del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), creando un sistema de transporte sin fisuras en toda la Península Arábiga.
Finalmente, un corredor terrestre norte correrá a través de Jordania e Israel, proporcionando una ruta directa a Europa.
Si tiene éxito, este proyecto podría convertir al Medio Oriente en un importante centro comercial mundial, reduciendo la dependencia de rutas marítimas tradicionales como el Canal de Suez.
Sin embargo, hay importantes obstáculos que superar.
La guerra en curso en Gaza y los repetidos ataques hutíes a las rutas marítimas del Mar Rojo han ralentizado el progreso.
Irán se opone al corredor, ya que lo ve como una herramienta para integrar a Israel en la región y aislar a Teherán.
Turquía también ha expresado su preocupación, y el presidente Erdogan ha insistido en que no puede haber corredor sin la participación turca.
Egipto, que depende en gran medida de los ingresos del Canal de Suez, teme que IMEC pueda desviar el tráfico marítimo de sus aguas, lo que tensaría aún más su frágil economía.
No obstante, el comercio entre India y los Emiratos Árabes Unidos ya ha aumentado un 93 por ciento desde 2022, lo que pone de manifiesto la demanda de rutas alternativas.
¿Cómo encaja Estados Unidos en todo esto?
Estados Unidos inicialmente respaldó a IMEC bajo la administración Biden, viéndolo como un contrapeso a la influencia de China en el comercio mundial.
Sin embargo, con el regreso de Donald Trump al poder, el papel de Estados Unidos en el proyecto es menos seguro.
A diferencia de Biden, que impulsó activamente la integración regional, la estrategia de Trump parece centrarse en delegar más responsabilidades a los actores regionales mientras mantiene mínima la participación directa de Estados Unidos.
Se espera que Trump apoye a Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos e Israel en el liderazgo del proyecto, al tiempo que presiona por ceses del fuego a largo plazo en Gaza y el Líbano para garantizar que las rutas comerciales permanezcan estables.
Al mismo tiempo, es probable que aumente la presión sobre Irán para evitar que interrumpa el desarrollo del IMEC.
Si bien Trump tiene fuertes relaciones con líderes como el primer ministro indio Narendra Modi y la primera ministra italiana Giorgia Meloni, su administración puede no dar prioridad al IMEC debido a otros problemas globales urgentes, incluidas las tensiones con China y la guerra en curso en Ucrania.
En última instancia, el éxito de IMEC dependerá menos del liderazgo estadounidense y más de la capacidad de los estados del Golfo, India y Europa para trabajar juntos para construir y mantener el corredor.
¿Qué sigue para Oriente Medio?
El poder económico de Oriente Medio está cambiando. La influencia de Irán está disminuyendo, mientras que los estados del Golfo están emergiendo como los actores financieros dominantes de la región.
Turquía está presionando para obtener un papel más importante y el IMEC podría transformar el comercio mundial si puede superar los desafíos políticos y de seguridad.
La pregunta clave es si la región puede mantener la estabilidad.
Si continúan las guerras en Gaza, Líbano y Yemen, los proyectos económicos como IMEC tendrán dificultades para despegar.
Sin embargo, si Oriente Medio continúa pasando de una política impulsada por los conflictos a un crecimiento impulsado por las inversiones, podría convertirse en una fuerza importante en el comercio mundial en las próximas décadas.
La transformación ya está en marcha. Lo que queda por ver es si los líderes de la región pueden sostenerla.
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