
La creciente presencia de China en la industria mundial de la construcción naval ha sido el foco de una reciente investigación comercial realizada por el Representante de Comercio de Estados Unidos (USTR), lanzada en abril de 2024 a solicitud de los sindicatos estadounidenses en virtud de la Sección 301 de la Ley de Comercio de 1974.
La investigación destaca prácticas como el apoyo financiero, las transferencias tecnológicas forzadas y la gestión de los costos laborales como factores que contribuyen a la expansión de China en el sector, según un informe de Reuters.
El informe, que se espera que se publique pronto, sugiere que la participación de China en el mercado mundial de construcción naval de 150 mil millones de dólares ha crecido significativamente, alcanzando más del 50% en 2023 desde aproximadamente el 5% en 2000, apoyada por políticas y subsidios gubernamentales.
Mientras tanto, las naciones tradicionales de construcción naval, como Estados Unidos, Corea del Sur y Japón, enfrentan desafíos cada vez mayores.
El ascenso de China en la construcción naval mundial
La industria de construcción naval de China era casi insignificante en 2000, con una participación mínima del 5% del mercado mundial.
Sin embargo, para 2023, su participación en el mercado se había disparado por encima del 50%, eclipsando las contribuciones de Corea del Sur y Japón.
Este crecimiento no se debe únicamente a las fuerzas del mercado; los subsidios gubernamentales y las políticas estratégicas han jugado un papel fundamental, según los hallazgos de la investigación estadounidense.
La financiación estatal ha permitido a las empresas chinas competir con precios más bajos que los internacionales, convirtiendo sus astilleros en centros de producción de buques comerciales y militares.
Se dice que el apoyo financiero de Pekín a sus constructores navales ha desestabilizado el mercado, obligando a otras naciones a adaptarse o perder su posición.
Las políticas laborales de China también han sido objeto de escrutinio. Los hallazgos de la investigación destacan cómo los salarios artificialmente suprimidos han mantenido bajos los costos de producción, lo que ha impulsado aún más la competitividad de China, informó Reuters citando fuentes.
Estas prácticas, combinadas con acusaciones de robo de propiedad intelectual y transferencias forzadas de tecnología, pintan un panorama de una industria de construcción naval fuertemente inclinada a favor de Pekín.
La respuesta de Estados Unidos y las implicaciones globales
Estados Unidos ha expresado abiertamente sus preocupaciones.
Tras una investigación de la USTR bajo la Sección 301 de la Ley de Comercio de 1974, Washington está considerando medidas para contrarrestar la influencia de China, como imponer aranceles o tarifas portuarias a los barcos construidos en China.
Esto se produce en el marco de una estrategia más amplia para revitalizar la menguante industria de construcción naval estadounidense, que ahora opera con solo 20 astilleros en comparación con más de 300 en la década de 1980.
Los hallazgos de la investigación brindan una oportunidad para una acción bipartidista.
Las medidas propuestas tienen como objetivo frenar el dominio de China y abordar las debilidades sistémicas en la construcción naval estadounidense.
Sin embargo, los expertos advierten que reconstruir este sector requerirá décadas de inversión sostenida, que podría ascender a decenas de miles de millones de dólares.
Las políticas de China también plantean dudas sobre la resiliencia de las cadenas de suministro globales.
Al monopolizar industrias clave como la logística marítima y la construcción naval, Pekín ejerce una influencia significativa sobre las rutas comerciales internacionales.
Esto ha aumentado las preocupaciones en Washington y las naciones aliadas, lo que ha provocado llamados a la diversificación y a las asociaciones estratégicas.
¿Equilibrio en la industria de la construcción naval?
Restaurar el equilibrio en la industria de la construcción naval es una tarea titánica. Si bien los aranceles y las restricciones comerciales pueden brindar un alivio temporal, es poco probable que aborden los problemas estructurales subyacentes.
Los analistas sostienen que las inversiones en innovación, desarrollo de la fuerza laboral y asociaciones internacionales serán fundamentales.
Los riesgos son altos. Para Estados Unidos y sus aliados, mantener una sólida capacidad de construcción naval no es solo un imperativo económico, sino una necesidad estratégica.
A medida que el comercio mundial se vuelve cada vez más interconectado, la capacidad de producir tanto buques civiles como militares será crucial para la seguridad nacional.
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