
Japón rompió sus anteriores récords turísticos en 2024, atrayendo a más de 36,8 millones de visitantes internacionales. Esto marcó un salto significativo desde el pico anterior a la pandemia de 32 millones en 2019.
Si bien el débil yen jugó un papel crucial para hacer de Japón un destino asequible, las cifras también reflejan las cambiantes tendencias de viajes globales y los esfuerzos de marketing específicos de Japón para reposicionarse como un destino de visita obligada.
Más allá de los números, este aumento sin precedentes en las llegadas ha traído tanto beneficios económicos como desafíos sociales, lo que ha provocado discusiones críticas sobre sostenibilidad e infraestructura.
El auge del turismo reestructura la economía de Japón
El aumento del 53% en el gasto turístico en comparación con 2023 subraya el impacto transformador de la afluencia.
Los visitantes extranjeros gastaron 8,14 billones de yenes (51.780 millones de dólares), impulsando el crecimiento en sectores como el comercio minorista, la hostelería y el transporte.
Este impulso económico es particularmente vital para Japón, que ha enfrentado años de estancamiento económico y una población envejecida que limita el consumo interno.
Además de las ganancias financieras, han surgido nuevas oportunidades para las empresas locales.
Los ryokans boutique (posadas tradicionales), los talleres artesanales y los operadores turísticos especializados han experimentado un resurgimiento a medida que los turistas buscan cada vez más experiencias auténticamente japonesas.
Desde recorridos de degustación de sake en Niigata hasta visitas a granjas de té sostenibles en Shizuoka, el auge ha impulsado innovaciones en los sectores de viajes y hospitalidad.
Sin embargo, estos beneficios conllevan complejidades. El fuerte aumento de visitantes ha ejercido presión sobre la infraestructura de Japón.
Principales centros urbanos como Tokio y Osaka, así como puntos culturales como Kioto, han informado de hacinamiento, lo que ha llevado a pedir una mejor planificación urbana y asignación de recursos.
Equilibrar el turismo y la sostenibilidad
Si bien las cifras récord resaltan el éxito de Japón en atraer visitantes, el aumento ha generado preocupaciones sobre el exceso de turismo.
Kioto, una ciudad reconocida por su importancia histórica y cultural, ha tomado la iniciativa para abordar estos desafíos.
En respuesta a la creciente presión de los residentes, la ciudad introdujo un aumento del impuesto de alojamiento de hasta 10.000 yenes (63 dólares) por noche.
Las autoridades se han comprometido a canalizar estos ingresos adicionales a mejoras de infraestructura, con el objetivo de lograr un equilibrio entre atender a los turistas y mantener la calidad de vida de los residentes.
En otros lugares, otros municipios están explorando sus propias estrategias. Himeji, famosa por su castillo declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, ha debatido la implementación de tarifas de entrada más altas para los visitantes extranjeros para reducir el hacinamiento y preservar la integridad del sitio.
En Tokio, el gobierno ha lanzado una campaña para promover destinos poco conocidos, alentando a los turistas a explorar regiones menos conocidas como Tohoku y Kyushu, aliviando así la presión sobre los principales puntos de interés.
Los esfuerzos de Japón son parte de una tendencia más amplia de prácticas de turismo sostenible en todo el mundo.
El gobierno también está aprovechando la tecnología avanzada, incluidos los sistemas de gestión de multitudes impulsados por IA, para monitorear y administrar los flujos de visitantes en tiempo real.
Estas iniciativas tienen como objetivo crear una experiencia más equitativa y agradable tanto para los turistas como para los locales.
Los objetivos turísticos de Japón para 2030
El plan turístico del gobierno japonés para 2030 esboza un ambicioso objetivo de atraer 60 millones de visitantes al año.
Para lograr esto, los funcionarios se están enfocando en diversificar sus mercados objetivo y mejorar la infraestructura.
La ampliación de los aeropuertos de Haneda y Kansai, junto con la mejora de la conectividad ferroviaria con las regiones rurales, son componentes clave de este plan.
Japón enfrenta una dura competencia de otros destinos globales. Países como Francia, Italia y España atraen a muchos más turistas per cápita, y las políticas de visa relativamente estrictas y las barreras lingüísticas de Japón siguen siendo obstáculos.
No obstante, Japón está abordando activamente estos desafíos a través de la digitalización y los servicios multilingües para crear una experiencia de viaje más fluida.
El auge del turismo también ha reavivado los debates sobre la identidad cultural de Japón en un mundo globalizado.
Si bien la afluencia de visitantes ha impulsado el crecimiento económico, también ha generado debates sobre la preservación de las prácticas tradicionales y los sitios patrimoniales.
Lograr un equilibrio entre la modernización y la preservación cultural será fundamental para la estrategia turística a largo plazo de Japón.
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