
La Agencia Central de Inteligencia (CIA) está llevando a cabo su reestructuración más significativa en casi cinco décadas, con un enfoque en desmantelar las iniciativas de diversidad y reevaluar al personal involucrado en los esfuerzos de reclutamiento.
La medida, publicada por primera vez por The New York Times, sigue a un cambio más amplio en la política federal, lo que genera preocupación sobre el futuro de las operaciones de inteligencia y la representación de la fuerza laboral.
La decisión ya ha provocado impugnaciones legales, y un tribunal federal ha suspendido temporalmente los despidos hasta que se celebre una audiencia en el Distrito Este de Virginia.
Si bien la CIA ha experimentado cambios de política con las nuevas administraciones, los despidos masivos de funcionarios de carrera son poco comunes.
La última reestructuración comparable tuvo lugar en 1977, cuando el director de la CIA, Stansfield Turner, despidió a casi 200 agentes de operaciones encubiertas bajo la presidencia de Jimmy Carter.
La última reestructuración sugiere una reversión deliberada de las estrategias de contratación y reclutamiento impulsadas por la diversidad que ganaron terreno bajo la dirección anterior.
La reestructuración de la CIA se centra en el personal de reclutamiento y diversidad.
Según informes, la CIA ha comenzado a notificar a los oficiales que habían sido reasignados a funciones relacionadas con el reclutamiento y la diversidad durante la administración Biden que deben renunciar o enfrentarse a la destitución.
La medida sigue una directiva emitida por la administración Trump que restringe los programas de diversidad en todas las agencias federales.
Según documentos judiciales, el director de la CIA, John Ratcliffe, ha iniciado el despido de personal vinculado a estrategias de reclutamiento que enfatizaban la diversidad de la fuerza laboral.
Los abogados que representan a los agentes de inteligencia argumentan que estos despidos van más allá del cumplimiento de las políticas y pueden violar las protecciones laborales.
Los representantes legales afirman que al menos 51 agentes están actualmente bajo revisión, ninguno de los cuales fue contratado originalmente como especialista en diversidad.
En cambio, muchos eran oficiales de inteligencia reasignados a funciones de reclutamiento debido a su experiencia en persuasión y recopilación de información.
La controversia ha suscitado debates sobre el compromiso de la CIA con el mantenimiento de una fuerza laboral diversa capaz de operar eficazmente en entornos de inteligencia global.
Un tribunal federal interviene, deteniendo los despidos inmediatos.
La reestructuración no ha pasado desapercibida. Un tribunal federal ha suspendido temporalmente los despidos después de que agentes de inteligencia presentaran una demanda impugnando la medida.
Una audiencia programada para el lunes en el Distrito Este de Virginia determinará si la orden de restricción temporal permanece en vigor.
Los abogados del gobierno han argumentado que bloquear los despidos podría interferir con la autoridad del director de la CIA sobre las decisiones de personal.
También afirmaron que mantener la estructura actual de la plantilla podría obstaculizar las prioridades operativas.
Históricamente, la Corte Suprema ha deferido a la discreción del ejecutivo en asuntos de seguridad nacional, lo que hace incierto el resultado de la batalla legal.
El cambio marca una ruptura con las prioridades de la anterior dirección de la CIA.
Los esfuerzos por diversificar la comunidad de inteligencia fueron una prioridad importante bajo la dirección del exdirector de la CIA, William J. Burns, y la exdirectora de Inteligencia Nacional, Avril Haines.
Estas iniciativas recibieron el apoyo del Congreso, con respaldos bipartidistas que reconocieron el papel de la diversidad en las operaciones de inteligencia.
Los críticos de los despidos argumentan que la reducción de la contratación centrada en la diversidad podría socavar la capacidad de la agencia para operar en entornos de inteligencia global que requieren agentes con diversos orígenes y habilidades lingüísticas.
Otros creen que la reestructuración refleja un esfuerzo más amplio por realinear la CIA con las nuevas prioridades de seguridad nacional, alejando el foco de las políticas de personal anteriores.
A medida que se desarrolla la batalla legal, la agencia se enfrenta a preguntas sobre si la reestructuración afectará a las capacidades de inteligencia y a las estrategias de reclutamiento.
Con el mayor cambio de personal desde 1977, el enfoque de la CIA en la gestión de la fuerza laboral podría remodelar sus operaciones en los próximos años.
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