
Según un informe de CNBC, la oferta de 4.300 millones de dólares de Prosus para adquirir Just Eat Takeaway.com ha provocado un cambio sísmico en el panorama europeo de la entrega de comida a domicilio, haciendo que las acciones de Just Eat se disparen un 54% en las primeras operaciones.
La oferta en efectivo valora Just Eat en 20,30 euros por acción —lo que representa una considerable prima del 63% sobre su último precio de cierre—, subrayando el agresivo impulso del inversor tecnológico holandés para consolidar su poder en el sector.
Si bien los accionistas de Just Eat se benefician del aumento, las acciones de Prosus cayeron un 8,3% tras el anuncio, lo que refleja la preocupación de los inversores por el elevado precio de la adquisición y la rentabilidad a largo plazo.
Mientras tanto, Delivery Hero —otro actor importante en el sector de la entrega de comida, en el que Prosus tiene una participación del 28%— subió un 5,4%, ya que los mercados especularon sobre las implicaciones más amplias del acuerdo.
El intento de adquisición se produce tras un periodo turbulento para Just Eat Takeaway, que ha luchado contra la desaceleración del crecimiento, el cambio en el comportamiento del consumidor tras la pandemia y la creciente competencia de rivales como Uber Eats y Deliveroo.
Con la absorción de Just Eat, Prosus busca fortalecer su presencia en el mercado europeo, pero el acuerdo también plantea interrogantes sobre el escrutinio regulatorio y la consolidación del sector.
La desaceleración postpandémica obliga a Just Eat a una retirada estratégica.
Just Eat Takeaway, que en su día fue una de las grandes beneficiadas de la pandemia, se ha enfrentado a crecientes dificultades a medida que se normalizaban los patrones de gasto de los consumidores.
Durante los confinamientos, los servicios de entrega de comida prosperaron, ya que los clientes dependían de ellos para sus comidas diarias, pero la reapertura de los restaurantes y las presiones económicas, incluida la creciente inflación, han provocado una fuerte caída en el volumen de pedidos.
En respuesta, Just Eat Takeaway abandonó varios mercados, incluido Estados Unidos, donde recientemente vendió su unidad Grubhub, que estaba teniendo dificultades, por solo 650 millones de dólares, una fracción de los 7.300 millones que había pagado para adquirir el negocio en 2021.
La desinversión reflejó una estrategia más amplia para centrarse en sus operaciones europeas principales, donde la competencia sigue siendo feroz.
La decisión de la empresa de retirarse de la Bolsa de Londres el año pasado fue otra señal de repliegue, destinada a reducir costes y complejidades regulatorias.
Con la bolsa de Ámsterdam como único centro de negociación, Just Eat Takeaway se está posicionando para un futuro más austero, uno que Prosus espera aprovechar con su última oferta.
Los obstáculos regulatorios podrían complicar el acuerdo.
A pesar de los incentivos financieros para los accionistas de Just Eat, es probable que la oferta de adquisición de Prosus atraiga un importante escrutinio regulatorio.
Los reguladores europeos han mostrado una cautela creciente respecto a la consolidación en la economía digital, particularmente en sectores donde la competencia ya es limitada.
La Comisión Europea ya investigó la fusión de Just Eat Takeaway con Grubhub, y cualquier nuevo acuerdo podría enfrentarse a desafíos regulatorios similares.
Dado que Prosus ya posee una participación significativa en Delivery Hero, las autoridades podrían evaluar si la adquisición podría sofocar la competencia en mercados europeos clave.
Las relaciones de Just Eat con los restaurantes y los repartidores —muchos de los cuales han protestado contra los recortes salariales y las condiciones laborales de la economía colaborativa— podrían complicar la transición.
Las regulaciones laborales en Europa varían, y el enfoque de Prosus para gestionar la plantilla de Just Eat será un punto clave de controversia.
Prosus redobla su apuesta por la entrega de comida a domicilio en medio del escepticismo de los inversores.
La audaz decisión de Prosus de adquirir Just Eat Takeaway demuestra su compromiso con el mercado de la entrega de comida a domicilio, a pesar de las preocupaciones más amplias sobre la rentabilidad del sector.
La empresa, propiedad mayoritaria de la sudafricana Naspers, ha estado ampliando su cartera de servicios online para consumidores, incluyendo fintech y comercio electrónico.
Los inversores siguen recelosos de la sostenibilidad a largo plazo de los negocios de entrega de comida a domicilio, que operan con márgenes muy reducidos.
Muchas plataformas, incluyendo Just Eat y sus competidores, han tenido dificultades para mantener la rentabilidad debido al aumento de los costes de entrega, las altas comisiones y los desafíos en la retención de clientes.
Con las acciones de Prosus cayendo un 8,3% en respuesta al acuerdo, el sentimiento del mercado sugiere escepticismo sobre si la adquisición generará valor a largo plazo.
El éxito de la adquisición dependerá de la capacidad de Prosus para optimizar las operaciones de Just Eat, mejorar la eficiencia y contrarrestar la creciente competencia de otros actores.
Mientras las acciones de Just Eat se disparan ante el optimismo por una posible adquisición, el sector en general sigue navegando por un futuro incierto, donde la rentabilidad sigue siendo esquiva a pesar de los agresivos esfuerzos de expansión.
La oferta de Prosus podría remodelar el sector europeo de reparto de comida a domicilio, pero queda por ver si generará un crecimiento sostenible o se convertirá en otra adquisición costosa.
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