
Los vendedores de vino estadounidenses están preocupados por los aranceles del presidente Donald Trump, que entrarán en vigor el miércoles.
Se prevé que los aranceles aumenten el costo de los vinos y licores importados.
Adam Williams, de 57 años, propietario de Ansley Wine Merchants en Atlanta, declaró a Reuters en un informe que los precios de todos los productos aumentarán debido al arancel del 20% propuesto por la Administración Trump sobre los bienes procedentes de la Unión Europea.
Esto incluye favoritos de los clientes como el Sancerre de la cosecha 2023 de Francia, que actualmente cuesta 45 dólares.
Con el arancel, el precio de una botella de vino podría superar lo que el cliente medio está dispuesto a pagar.
La amenaza de aranceles a las importaciones de vino y champán europeos por parte de Trump llega en un momento en que la demanda mundial de esta bebida alcohólica ya está disminuyendo.
Preocupaciones y predicciones de los minoristas
Un comunicado emitido el fin de semana por la Asociación Nacional de Minoristas de Vino de EE. UU. expresó su preocupación por “reducciones significativas de ingresos, despidos y cierres de negocios”.
La Unión Europea, liderada por Francia e Italia, es el mayor exportador de vino a Estados Unidos. Los exportadores franceses de vino y licores, FEVS, predicen que, una vez que se implementen los aranceles, las ventas de vino y licores franceses en Estados Unidos podrían disminuir al menos un 20%.
La asociación comercial estadounidense, National Association of Wine Retailers, declaró que los consumidores “reducirán sus gastos” y recortarán “artículos no esenciales como el vino” cuando se enfrenten a precios más altos debido a los aranceles.
El grupo considera que cualquier esperanza de que los aranceles impulsen las ventas de vinos nacionales “es infundada”.
El dilema de las pequeñas empresas
Según el informe de Reuters, Williams, de Ansley Wine Merchants, ha probado las 1.500 etiquetas diferentes que tiene en su inventario, la mayoría de las cuales importa del extranjero.
Williams expresó su preocupación por el posible impacto de la situación en el negocio del vino, afirmando que, si bien aún no estaba demasiado ansioso, quizás debería estarlo.
Admitió la incertidumbre sobre la gravedad de las consecuencias, haciendo hincapié en que el 90% de sus etiquetas de vino proceden del extranjero, concretamente de Francia e Italia.
Aclaró además que estos vinos proceden de pequeños viñedos familiares y productores independientes, lo que los diferencia de los vinos producidos en masa que se encuentran habitualmente en los supermercados.
Enfoque medido
Debido a que los distribuidores e importadores han adoptado una actitud de “esperar y ver”, casi no ha habido nuevos envíos desde el extranjero.
Williams expresó incertidumbre sobre el futuro, afirmando:
No estoy seguro de qué pasará si los aranceles impactan tan fuerte como creo que lo harán. Tengo ocho empleados que son como de la familia, y tengo que cuidar de ellos. Pero no sé qué va a pasar aquí.
“Pero no venderé vino producido en masa”, dijo.
Ryan Stanton, gerente general de Ultimate Wine Distributors, una empresa importadora de vinos con sede en Atlanta, declaró: “Comprar productos estadounidenses es genial en teoría, pero hay muchas cosas que no fabricamos ni podemos fabricar en Estados Unidos”.
En resumen, los precios están subiendo.
“Tenemos mucho vino listo para zarpar en Francia, pero está ahí parado mientras todos esperan a ver qué pasa. Está en negociaciones. Estamos esperando a que se aclare la situación”, añadió Stanton.
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