
Hooters, la cadena de restaurantes informales conocida tanto por sus alitas de pollo como por sus camareras con ajustados pantalones cortos naranjas, se ha declarado en bancarrota ante un tribunal de Texas.
El anuncio del lunes marca un significativo declive para una marca que alguna vez simbolizó el exceso y la indulgencia en la cultura gastronómica estadounidense.
Según el acuerdo de quiebra, un grupo que incluye a los fundadores de la empresa, quienes gestionan de forma independiente aproximadamente un tercio de los locales franquiciados en Estados Unidos, comprará los restaurantes propiedad de la empresa a la firma de capital privado que actualmente posee la cadena.
A pesar del proceso de quiebra, la empresa ha asegurado a los clientes que sus restaurantes permanecerán abiertos.
“Nuestros renombrados restaurantes Hooters llegaron para quedarse”, dijo la compañía en un comunicado.
El plan de reestructuración pretende mantener en funcionamiento el mayor número posible de establecimientos, con la esperanza de revitalizar la marca en dificultades.
Noches en bikini y cerveza: una marca construida sobre una época pasada.
Fundada en 1983 en Clearwater, Florida, Hooters construyó su imperio sobre una fórmula sencilla: cerveza, deportes, comida frita y un personal de mujeres atractivas y con poca ropa que servían todo.
El concepto floreció, expandiéndose por todo Estados Unidos y hacia mercados internacionales.
Durante un tiempo, parecía que Hooters no podía hacer nada mal.
La cadena añadió mercancía, un calendario con sus camareras, e incluso una aerolínea de corta duración, apostando por su imagen totalmente americana y ligeramente picante.
Promociones como las “noches de bikini” y eventos temáticos atrajeron a multitudes de aficionados al deporte y despedidas de soltero por igual.
En su apogeo, Hooters contaba con más de 400 locales en 42 estados y 29 países.
Durante años, la marca prosperó, aprovechando una mezcla de nostalgia y controversia.
Pero a medida que cambiaban las tendencias culturales y gastronómicas, Hooters tuvo dificultades para evolucionar.
El cambio generalizado de la industria restaurantera hacia opciones más saludables, la comida rápida informal y una marca inclusiva dejó a Hooters con una imagen anticuada.
La caída: los cambios culturales y los errores financieros se sumaron a los problemas de la pandemia.
El declive de Hooters se debió a múltiples factores, entre ellos la evolución de las actitudes sociales hacia la representación de género.
El auge del movimiento #MeToo y la presión por la igualdad en el lugar de trabajo hicieron que la marca de la cadena se volviera cada vez más polarizadora.
Muchos comensales jóvenes, particularmente los millennials y la Generación Z, preferían restaurantes que se sintieran más inclusivos y modernos.
La cadena también sufrió una mala gestión financiera. Los propietarios de capital privado que adquirieron Hooters of America acumularon aproximadamente 350 millones de dólares en deuda.
Según los fundadores, el declive de la marca se debió a decisiones tomadas por sus propietarios de capital privado, que alejaron a Hooters de sus orígenes como un restaurante relajado, inspirado en la playa, conocido por su buena comida, servicio amable y ambiente familiar.
Un punto de inflexión clave se produjo en 2021, cuando Hooters of America introdujo nuevos uniformes de camarera que se asemejaban a lencería, en lugar de los pantalones cortos deportivos de estilo retro que habían sido un sello distintivo de la marca.
El cambio, junto con las noches temáticas con camareras en bikini, alejó aún más a Hooters de su identidad original.
Mientras tanto, la pandemia de COVID-19 exacerbó los problemas financieros.
A diferencia de sus competidores, que lograron adaptarse con éxito a la comida para llevar y a domicilio, la dependencia de Hooters en las cenas presenciales y las experiencias basadas en el ambiente la dejó vulnerable.
Para 2025, la creciente deuda, la disminución del tráfico de clientes y una imagen obsoleta habían dejado a Hooters con pocas opciones.
‘Re-hooterización’: Un intento por recuperar sus raíces
Neil Kiefer, CEO de la unidad HMC Hospitality Group, propiedad del fundador, está liderando el esfuerzo para revivir la marca.
Cree que la caída de la cadena se debió a que se alejó demasiado de su identidad original como un bar deportivo relajado y familiar.
“Lo llamo una re-Hooterización”, dijo Kiefer en una entrevista con Bloomberg.
“Vas a algunas partes del país y la gente dice: ‘Oh, nunca podría ir a Hooters, mi mujer me mataría’. Eso nos deprime. Queremos cambiar eso”.
Parte del cambio de imagen se centrará en recuperar el ambiente de “destino playero” de Hooters, al tiempo que se distancia a la cadena de algunas de sus campañas de marketing más provocativas.
Kiefer espera que el nuevo enfoque atraiga a una base de clientes más amplia sin abandonar por completo la identidad principal de la cadena.
El camino por delante en una industria en dificultades
Los problemas de Hooters no son únicos. Muchas cadenas de restaurantes informales han tenido dificultades en los últimos años debido a la inflación, las interrupciones en la cadena de suministro y los cambios en las preferencias de los consumidores.
Los costes de comer fuera han aumentado, lo que ha hecho que los consumidores sean más selectivos.
En 2024, una oleada de quiebras de restaurantes azotó el sector.
Red Lobster, TGI Friday’s, Buca di Beppo y Rubio’s Coastal Grill solicitaron la protección por bancarrota, luchando por competir con las marcas de comida rápida informal y los servicios de entrega que se adaptan a los hábitos de consumo modernos.
Incluso antes de sus problemas financieros, Hooters registró una disminución en las ventas en tiendas comparables en 2024, reflejando tendencias más amplias del sector.
La quiebra y reestructuración de Hooters pueden ofrecer una oportunidad de resurgimiento, pero la marca se enfrenta a una dura batalla.
Si bien la nostalgia puede atraer a algunos clientes de toda la vida, el desafío radica en equilibrar la herencia de la cadena con las expectativas modernas.
Ahora que los fundadores recuperan el control, la pregunta sigue siendo: ¿puede Hooters reinventarse de una manera que resuene con los comensales de hoy?
La respuesta podría determinar si la cadena, que alguna vez fue próspera, puede escapar al destino de tantas otras marcas de restaurantes en dificultades.
The post Noches en bikini, bancarrota y la caída de Hooters appeared first on Invezz