
Hay momentos en que las buenas gentes de los partidos se interpelan sobre cuestiones que no tienen vuelta de hoja: ¿pero qué necesidad teníamos? Pongamos que hablo de las primarias, esas costumbres modernistas que importamos de Estados Unidos y que si allí ya dejan en carne viva a los candidatos que compiten, aquí excuso decirles.