
Según estimaciones del Banco Mundial, las remesas a los países de ingresos bajos y medianos alcanzaron los 685.000 millones de dólares en 2024, frente a los 647.000 millones de dólares de 2023.
Con las remesas acercándose a los 905.000 millones de dólares a nivel mundial, surge la pregunta de si son un salvavidas para las familias con dificultades o una trampa que obstaculiza el crecimiento económico sostenible.
Países con las mayores entradas de remesas
Statista afirmó que India recibió 129.000 millones de dólares en entradas de capital, seguida de México y China con 68.000 millones y 48.000 millones de dólares respectivamente.
Para comprender la importancia de estos datos, es fundamental tener en cuenta su contexto.
Las remesas pueden representar una gran parte del rendimiento económico general en las economías más pequeñas y pobres.
Un ejemplo notable de esto es Tayikistán, que registró una asombrosa entrada de remesas del 45,4% del PIB en 2024.
La dependencia de las remesas es una tendencia común en los países en desarrollo, donde la economía nacional depende en gran medida de los trabajadores expatriados para su estabilidad financiera.
La ayuda humanitaria tiene un impacto considerable en la resiliencia y la sostenibilidad económicas, especialmente en los gobiernos frágiles.
Economías frágiles y dependencia excesiva de las remesas
Los datos de Statista muestran que las economías menos resilientes dependen en gran medida de las remesas entrantes.
Según la OCDE, tres de los cuatro países con mayor porcentaje del PIB procedente de remesas también eran los más frágiles.
En Nicaragua, las remesas representan el 27,2% del PIB.
La ola ha sido impulsada en gran medida por la persistente agitación económica y política que ha llevado a muchos nicaragüenses a emigrar, principalmente a Estados Unidos.
Además, en otro ejemplo ilustrativo de cómo los cambios en las calificaciones de fragilidad pueden tener consecuencias microeconómicas a través de las remesas, la situación en Honduras destaca este punto.
Honduras estuvo clasificada anteriormente en un contexto de “alta fragilidad”, pero desde entonces ha sido reclasificada, lo que demuestra la fluidez de la estabilidad económica, pero también la dinámica cambiante de la migración y las remesas en la región.
Según datos del Banco Mundial, las remesas enviadas a Venezuela contribuyeron solo con el 3,7% del PIB en 2024, totalizando 3.800 millones de dólares, lo que representa un aumento del 8,6% con respecto a los niveles de 2023.

¿Por qué tenemos esta creciente necesidad de trabajadores migrantes?
Los analistas de la OCDE también atribuyen en parte el aumento de las remesas a la fuerte demanda de trabajadores migrantes en las economías más grandes.
Para abordar el problema generalizado de la escasez de mano de obra en múltiples sectores, numerosas naciones se encuentran ahora en busca de soluciones externas en materia de fuerza laboral.
Esto, a su vez, profundiza los vínculos entre los países de origen y destino de los trabajadores, y los flujos de remesas reaccionan directamente a las demandas de los mercados laborales.
En este contexto, las remesas no son solo transferencias; son actividad económica e indicadores de resiliencia.
Permiten a las familias acceder a recursos para educación, atención médica y emprendimiento, todo lo cual ofrece vías de movilidad ascendente que de otro modo serían inaccesibles.
Contexto económico más amplio
Los avances en el campo de la tecnología también han llevado al desarrollo del sector de las remesas.
Las remesas han sido un poderoso motor de crecimiento en los países receptores, y las plataformas de pago digitales han facilitado a los migrantes el envío de dinero a sus hogares.
Si bien estas entradas financieras pueden sostener la economía hasta cierto punto, plantean nuevas preguntas sobre los impactos económicos a largo plazo.
¿Están invirtiendo lo suficiente en su futuro esas economías, muchas de las cuales dependen de las remesas? ¿O se volverán demasiado dependientes y repetirán el círculo vicioso de fragilidad económica que puede agravarse con la recesión económica mundial o las fluctuaciones de la inmigración?
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