
Los precios del petróleo se han recuperado, subiendo más del 3% en pocos días. El crudo alcanzó los 80 dólares a principios de 2025, antes de caer un 25% hasta situarse por debajo de los 60 dólares por barril hace apenas unos días.
Los gráficos no muestran la imagen completa, ya que los precios del petróleo rara vez son tan volátiles. La historia es más que una simple cuestión de oferta y demanda.
Las previsiones de crecimiento están cambiando, se están imponiendo sanciones y grandes países están revisando sus estrategias de importación gracias a la incierta política arancelaria del presidente de EE. UU.
Esto es a lo que los inversores deben prestar atención para comprender hacia dónde se dirige el precio del petróleo.
¿Son las sanciones a Irán la verdadera historia?
El factor más inmediato que impulsa el reciente repunte del petróleo es una nueva ronda de sanciones estadounidenses dirigidas a las exportaciones de petróleo iraní.
El 22 de abril, Estados Unidos sancionó a Seyed Asadoollah Emamjomeh y a su red de transporte marítimo, acusados de mover cientos de millones de dólares en crudo y GLP iraníes. Esto aumenta la presión sobre Teherán mientras las conversaciones nucleares con Washington parecen estancarse.
Los mercados se tomaron esto en serio. El crudo Brent subió a 68,39 dólares por barril, mientras que el WTI alcanzó los 64,64 dólares, ambos con un aumento de más del 3% respecto a principios de semana. Los operadores se están preparando ahora para la posibilidad de que las exportaciones de petróleo iraní, que ya habían disminuido drásticamente en los últimos años, puedan acercarse aún más a cero.
Este riesgo es significativo. Irán suele exportar entre 1,2 y 1,5 millones de barriles diarios cuando se relajan las restricciones. Una caída hacia cero tensaría el equilibrio de la oferta mundial en un mercado ya de por sí sensible.
Pero hasta ahora, esto sigue siendo una conmoción de precios a corto plazo. Lo que importa a continuación es si Estados Unidos intensifica aún más las sanciones y si Teherán encuentra nuevas maneras de eludirlas.
El giro de China está sacudiendo el mercado.
Mientras Estados Unidos corta el suministro a Irán, China está rediseñando su propio mapa energético. En las últimas semanas, las refinerías chinas han reducido las importaciones de crudo estadounidense en aproximadamente un 90%, pasando de 29 millones de barriles al mes a solo 3 millones.
En cambio, están recurriendo a Canadá, importando un récord de 7,3 millones de barriles a través del oleoducto Trans Mountain en marzo.

Además de política, esta medida también es práctica. El petróleo canadiense es más barato que muchos crudos de Oriente Medio y se ajusta a las necesidades técnicas de las refinerías chinas. La expansión del TMX, completada hace menos de un año, dio a Canadá acceso directo a Asia a través de la costa del Pacífico.
Este cambio tiene dos implicaciones. Primero, muestra cómo infraestructuras como TMX pueden remodelar rápidamente los flujos comerciales.
En segundo lugar, demuestra que China se está alejando de la dependencia de un solo proveedor. Esto hace que el comercio de petróleo sea menos predecible y plantea nuevas preguntas sobre cómo las decisiones políticas de EE. UU. están afectando al mercado global.
¿Son las existencias estadounidenses en descenso una señal alcista?
Las reservas de crudo de EE. UU. cayeron 4,6 millones de barriles la semana pasada, según datos del Instituto Americano del Petróleo. Eso es casi seis veces la previsión media de los analistas, que era de 800.000 barriles. La caída sorprendió a los mercados y ayudó a respaldar la actual subida de precios.
Aún no está claro qué causó la reducción. Podría deberse a una fuerte demanda de las refinerías o a una desaceleración temporal de la producción nacional. También podría significar mayores exportaciones, ya que los compradores extranjeros aprovechan las diferencias de precios. Por ejemplo, el FT informa que aerolíneas como Ryanair ya están aprovechando la reciente caída de los precios del petróleo para abastecerse para futuras necesidades.
Pero en cualquier caso, refuerza la idea de que la oferta se está reduciendo, al menos por ahora.
La Administración de Información Energética (EIA) confirmará pronto los datos oficiales de inventario, y los operadores estarán atentos. Si la tendencia continúa, podría indicar un apoyo más fundamental a los precios del petróleo, más allá de las reacciones geopolíticas.
¿Está realmente en riesgo la demanda o están sobrerreaccionando los mercados?
Aquí es donde las cosas se complican. A pesar del aumento de los precios esta semana, las preocupaciones sobre la demanda general están creciendo.
Mientras China diversifica sus importaciones, Japón está siguiendo la dirección opuesta. Las importaciones de petróleo crudo a Japón están en declive estructural, impulsadas por la débil demanda interna, el envejecimiento de la población y el cambio hacia combustibles con bajas emisiones de carbono.
El Fondo Monetario Internacional acaba de recortar de nuevo sus previsiones de crecimiento mundial. Los aranceles estadounidenses están lastrando el comercio global. La economía china se está desacelerando y Europa sigue bajo presión.
Incluso el Ministerio de Economía de Rusia redujo su previsión para el crudo Brent en 2025 en un 17%. Eso es una declaración importante de un gran exportador de petróleo.
Además de eso, el presidente Trump ha estado presionando a la Reserva Federal para que reduzca las tasas de interés, al tiempo que sugiere que podría disminuir los aranceles a los productos chinos. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, dice que espera que las tensiones comerciales con China disminuyan con el tiempo, pero admite que las negociaciones no han comenzado y que llevarán tiempo.
La conclusión es esta: si la demanda se debilita a nivel mundial, ninguna presión sobre la oferta podrá mantener los precios altos durante mucho tiempo. El petróleo no es solo una materia prima; es un activo macroeconómico. Y los inversores están descontando un mundo con menos impulso económico.
¿Qué deberían observar realmente los inversores?
Los movimientos de precios a corto plazo están impulsados por los titulares, pero los inversores inteligentes deberían centrarse en las señales, no en el ruido.
Una señal clara es que los riesgos geopolíticos están aumentando de nuevo. Las sanciones a Irán, la incertidumbre en Oriente Medio y un cambio global en las alianzas energéticas apuntan a una perspectiva de suministro menos estable. Pero el suministro no es toda la historia.
Las fuerzas más poderosas pueden provenir del lado de la demanda. El crecimiento global se está desacelerando, y los altos precios de la energía en sí mismos pueden actuar como un freno al consumo. Una economía entre las cinco primeras como Japón, que consume menos petróleo debido a su estructura demográfica y económica, indica una tendencia que no se puede ignorar.
La dinámica comercial entre EE. UU. y China sigue sin resolverse. Los bancos centrales aún dudan en comprometerse con una flexibilización. Y si los mercados de valores vuelven a perder impulso, el petróleo podría seguirles.
En segundo plano, inversores activistas como Elliott Management también están presionando a las grandes petroleras como BP para que abandonen las energías renovables y apuesten con fuerza por el petróleo y el gas. Esto demuestra que el capital podría estar volviendo hacia los hidrocarburos tradicionales. Otra señal de que las empresas ven un potencial de crecimiento a corto plazo en los combustibles fósiles. Pero esto podría resultar contraproducente si la demanda de petróleo no se mantiene.
Los inversores que observan los precios del petróleo deberían ampliar su perspectiva y mirar hacia el futuro, no solo a lo que está sucediendo, sino a lo que podría suceder después. El riesgo no es solo la volatilidad. Es ser tomado por sorpresa.
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