El Gobierno y sus apoyos dieron la medida de su incompetencia al fracasar el golpe de mano que habían pretendido en RTVE. Dos de sus socios se equivocaron al votar, y otros dos se ausentaron. Sánchez y sus socios se fueron a ese lugar del que no se vuelve, según Tarradellas y Perón: el ridículo.